DESCRIPCION
En los bosques de Transilvania, a 100 km de Brasov y Targu Mures, un seto bien cuidado que recuerda la perfección de Versalles guía los pasos hacia un pequeño castillo. Al final del callejón la mirada se detiene en un edificio como un trozo de Francia trasladado a las montañas Harghita. En realidad, la arquitectura es tributaria del estilo transilvano de Kos Karoly, el arquitecto nacido en la región y aclamado coautor de un prestigioso barrio de Budapest. La propiedad es prácticamente un castillo contemporáneo para un nuevo tipo de castellano, que valora el refinamiento del estilo clásico, la privacidad que ofrecen 20.000 m2 de terreno arbolado y el cambio de estaciones. En invierno, la nieve inmaculada arroja una luz gris azulada reflejando el cielo, y la torre nevada hace guardia junto a los árboles que rodean el edificio como un muro defensivo; la nieve borra lo contemporáneo dejando espacio para una emoción medieval. El otoño, por otro lado, contrasta el sutil refinamiento de la arquitectura con el burdeos ahumado del bosque caducifolio. La brotación hace que las ramas se rompan en primavera, y en verano las mismas hojas de coníferas y caducas traen brisa y frescor. El edificio se proyecta en el cielo, pero no abruma por la arrogancia sino por la elegancia de las sombras y la estética de las líneas. La mampostería blanca es abrazada por piedra maciza y carpintería gris azulada; los acentos de madera color caramelo marcan el área de la barandilla y los muebles de la terraza. La torre de 17 m de altura ofrece un panorama de 360 grados sobre el interminable bosque circundante (aunque se encuentra en una pequeña localidad, la propiedad disfruta de la paz del aislamiento). En el interior, la torre tiene paredes revestidas con paneles de madera azul francés y una estilizada escalera de caracol que, vista desde arriba, se abre como rebanadas de Dobos Torte; en consecuencia, la luz que incide sobre ellos se refleja en las paredes como un caramelo líquido. El edificio conserva la amplia escalinata y el andén de entrada de las antiguas residencias donde los huéspedes eran recibidos por toda la gente de la casa, tanto propietarios como empleados. El interior es íntimo, los tabiques están diseñados para reunir a la familia, las habitaciones logran mantenerse cálidas y acogedoras. Clásicos muebles de madera maciza en colores cálidos, pinturas, trofeos de caza y elegantes accesorios de iluminación (los últimos hechos por el artesano de la Ópera de Viena) son cuidadosamente elegidos y discretamente expuestos para crear un cálido ambiente familiar. En el salón hay un artesonado, una impresionante chimenea de travertino decorada con un busto de mármol y maravillosos relojes de pared de péndulo, realizados en madera tallada. La propiedad destaca los valiosos recursos locales (piedra y madera) y los completa exquisitamente con algunas estatuas en el exterior y otros objetos de valor discretos en el interior. Todo gira en torno a la madera y la escalera interior es otro homenaje a Kos Karoly y su estilo transilvano. Estatuario y refinado, el castillo conserva un carácter íntimo y acogedor también debido a su tamaño (la superficie construida es de 620 m²). Hay 6 habitaciones con baño privado (su número se puede complementar con la tabiquería del ático), comedor para 12 personas, sala de desayunos, invernadero de naranjos y amplias terrazas, oficina, gimnasio y tenis de mesa, vestidor y sala dedicada a la caza (con una caja de seguridad para guardar las armas). El edificio dispone de espacios técnicos y salas para su personal, todos ellos de generosas superficies y con un equipamiento técnico de última generación. Además, las dependencias se integran en el paisaje tanto práctica como estéticamente; una mención especial merece la bodega excavada en el suelo, aprovechando así la temperatura constante requerida para la conservación del vino. Por separado hay un pabellón para 25 personas con zona de barbacoa, horno de pan y hervidor de goulash, además de un jardín de verduras orgánicas en 900 m². Como ningún castillo merece su nombre sin caballos, le petit chateau tiene un establo y sus dependencias para dos caballos, además del establo y el garaje para automóviles.
