DESCRIPCION
Esta magnífica propiedad se encuentra en Barra do Piraí, cerca de la carretera BR-393, aproximadamente a 30 minutos del centro de Barra do Piraí y a medio camino de Volta Redonda. El acceso a la finca es a través de un camino de tierra, lo que permite vistas de gran parte de la propiedad, que es predominantemente plana y está rodeada en la parte trasera por colinas onduladas. Las primeras referencias a la propiedad se remontan a principios del siglo XIX, con su establecimiento como una plantación de café atribuida al Barão de Guapy, Joaquim José de Oliveira Ferraz, su más ilustre propietario, quien la adquirió de D. Izabel Jacyntha de Souza en 1851. Al Barão se le atribuye el desarrollo del cultivo del café en la finca y su prosperidad durante el auge del café. La propiedad era su refugio favorito para los fines de semana, ya que vivía en Barra Mansa, donde se desempeñó como concejal, presidente de la cámara municipal, juez de paz y comandante superior de la Guardia Nacional para los municipios de Barra Mansa y Rio Claro. En 1859, el viajero portugués Augusto Emilio Zaluar visitó la finca y la describió como «una propiedad rural rodeada de un horizonte de montañas suavemente recortadas... más que una simple casa de campo, una pequeña ciudad en sí misma, con grandes dependencias, un hospital, un oratorio y una farmacia. Campos de maíz, frijoles, arrozales y vastas plantaciones de café se extendían por las colinas, todos atravesados por amplios caminos aptos para carretas». La casa principal está situada en una zona llana, ofreciendo una vista panorámica de todo el conjunto edificado y el entorno natural. Los visitantes entran por un portón y una avenida bordeada de palmeras que bordea lo que antiguamente fue uno de los secaderos de café. La casa principal cuenta con una amplia terraza, recibidor, sala de estar con chimenea, una capilla original con altar portugués e imágenes sagradas, sala de televisión, sala de lectura, comedor formal, comedor informal, tres baños completos, un baño de visitas, nueve dormitorios (uno con vestidor), un amplio salón multiusos (ideal para sala de juegos), dos cocinas —una moderna y otra tradicional con estufa de leña de hierro francés—, una lavandería renovada y un apartamento independiente para el administrador de la finca. Además, hay cuatro habitaciones adicionales aún por renovar, lo que ofrece flexibilidad para su uso futuro. Bajo la casa principal, las antiguas dependencias de los esclavos se han reconvertido en espacio social, incluyendo un comedor y vestidores para el personal. Amplios caminos de acceso cruzan los extensos campos agrícolas, y el ganado y los terrenos de la propiedad se encuentran en excelentes condiciones, dejando recuerdos imborrables para todos los que la visitan.
