DESCRIPCION
Dicen que hay casas que esperan. Que guardan silencio durante años hasta que sienten que ha llegado el momento de encontrar a “su persona”. Esta antigua casería de molino, en pleno corazón de Andalucía, es una de ellas.
En Humilladero —un pueblo tranquilo, amable, de esos donde aún se saluda al pasar— se alza esta propiedad de 750 m² que parece sacada de un relato antiguo. No hace ruido ni presume, pero basta cruzar su gran patio para notar esa sensación especial que no se compra ni se vende: paz. Una calma que abraza.
La vivienda principal, con sus dos plantas, respira historia y posibilidades. Ocho dormitorios llenos de luz, dos baños que piden compañía de alguno más, una cocina grande con despensa donde imaginas conversaciones eternas, y dos salones con chimenea que huelen a invierno y a tardes de manta. También tiene recibidor, una sala en entreplanta y ese patio delantero enorme, enlosado, que invita a reuniones, risas y a guardar varios coches sin problemas. Alrededor, diversas dependencias esperan una segunda vida: la antigua cuadra, el bodegón, el lavadero, el palomar, y hasta un gallinero transformado en sala de máquinas. Y como si fuera el torreón de un castillo discreto, una gran torre restaurada ofrece vistas al pueblo y a la sierra, de esas que quitan prisa a todo. Es importante destacar que la vivienda tiene calefacción central por gasoil, lo que ofrece una temperatura muy agradable en el frio del invierno.
Por detrás, un porche con columnas abre paso a un jardín arbolado y, más allá, a una parcela donde antaño hubo huerto y frutales. Hoy, ese espacio sueña con piscina, caballos o cualquier proyecto que su nuevo dueño traiga bajo el brazo.
La ubicación no podría ser más cómoda. A un paso de dos estaciones de AVE —Antequera y Santa Ana— y junto a la A-92, aquí lo difícil es no llegar rápido a cualquier parte: Málaga, Sevilla, Madrid… todo te queda cerca.
Y si te gusta salir a explorar, este rincón está rodeado de tesoros: la Laguna de Fuente de Piedra y sus flamencos; El Torcal, con sus piedras imposibles; el Museo de Belenes de Mollina; el Laberintus Park del propio Humilladero; y, por supuesto, El Chorro y el Caminito del Rey, una aventura que todos deberían vivir al menos una vez.
Por todo esto, esta casa es más que una casa. Es un hogar para quien busque serenidad, pero también un diamante para quien vea su enorme potencial como proyecto turístico o negocio rural. Un lugar donde la vida transcurre más despacio, donde se respira armonía y donde cada piedra parece contar una historia.
Quizá seas tú quien escriba la siguiente.
Si quieres conocerla, estaremos encantados de enseñártela. Aquí, en este pequeño paraíso andaluz, te espera.
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